Recuerdo cuando era una niña y pasaba los fines de semana en casa de los abuelos, que de vez en cuando se preparaban en casa "os carolos fervidos" con la corteza del pan de maíz, aquello a mí me encantaba, en invierno lo tomaba con leche caliente y un poco de azúcar y en verano con leche fría, para mí era el mejor desayuno de todos, mi madre también me cuenta que cuando era pequeña los comía con la nata que flotaba al hacer "leite preso" o leche cuajada, dice que tomándolos así con esta nata que os cuento, era una verdadera delicia, la leche cuajada se hacía antiguamente en las casas rurales que tenían vacas, para aprovechar el exceso de leche, es un tipo de yogur, pero sin cuajo de ningún tipo, la propia naturaleza hace la magia, cuajando con las propias bacterias presentes en la leche.
Y volviendo a la receta que nos ocupa, "los carolos fervidos" o hervidos no es más que coger la parte de arriba de la borona y hervirla en agua con un poco de azúcar, hasta que quede la textura de una papilla, no sirve hacerlos con la miga, tiene que ser con la corteza, ya qué al estar tostada será lo que le dé ese sabor tan rico.
INGREDIENTES
•Corteza de pan de maíz.
•Agua.
•Azúcar.
PREPARACIÓN
1•Troceamos las cortezas del pan de maíz y lo ponemos en una olla.
2•Ponemos agua, lo justo para cubrir el pan, y dejamos que cueza a fuego lento, hasta que las cortezas se vayan deshaciendo.
3•En ese momento añadimos azúcar al gusto, (yo pongo poco) y lo vamos mezclando hasta obtener una papilla, este paso tenemos que hacerlo con fuego muy suave, ya que en este punto se quema enseguida.
4•Servimos calientes o fríos, con leche o nata y un poco de azúcar.
Buen provecho 😋